El Oráculo de ayer, nos brindó la energía transmutadora de la Amatista, una gema que nos trae la energía de la transformación mediante su color violeta, y la conexión con los chakras superiores.
El vocablo amatista proviene del término romano amethistus, y éste a su vez del griego améthystos, compuesto por el privativo “a” y “methyo” (embriagarse); de esta forma, el nombre sugiere la propiedad de la amatista de liberar a los beodos de sus vapores etílicos. Es decir que la palabra, aunque querramos darle un significado más espiritual, dado las propiedades de esta gema maravillosa, significa “no borracho”.
Para encontrarle el sentido a su significado, voy a contarte la leyenda a que recurre Aristóteles, para relacionar la amatista con sus propiedades antietílicas. Según su versión, Dionisos, dios del vino, intentó poseer por la fuerza a la ninfa Ametis, quien había estado coqueteando con él. Cuando el dios ebrio, estaba a punto de satisfacer violentamente sus deseos, Ametis pidió a Artemisa que la salvara, y la diosa, apiadándose de ella la transformó en una joya entre las manos de Dionisos. Arrepentido de su arrebato, el dios otorgó a la joya el color púrpura del vino, y le concedió la propiedad de mitigar los efector perniciosos del alcohol, y de conservar la castidad, como desagravio al recuerdo de su amada Ametis.
Esta leyenda creada por Aristóteles, hizo que la amatista se popularizara entre las familias de alcurnia, cuyas mujeres comenzaron a usar adornos de ese cristal como prueba de mesura, y los hombres copas de amatista.
La religión católica también adoptó la amatista en ritos, se dice que el anillo que José el carpintero ofreció a María llevaba una amatista, como símbolo de pureza y castidad; los anillos de los obispos también poseen esta piedra. También esta piedra se adjudica a San Marcos, paradigma de la humildad y la morigeración.
Los egipcios por su parte, consagraron la amatista a Toth, dios lunar supremo, la utilizaban en los cuchillos para las intervenciones previas a la momificación de sus muertos sagrados, y también los ojos de una de las máscaras del sarcófago de Tutankamón estaban tallados en dos amatistas de color casi negro de tamaño muy importante.
La amatista fue una piedra muy preciada por los mayas y aztecas, que han dejado muestra de ello en casi todas sus construcciones, sea como tallas, incrustaciones en muros, con fines religiosos.
Como vemos, todas las culturas han reconocido el valor de esta gema, voy a contarte algunas de sus propiedades para que veas por qué…
La amatista se utiliza en casos de neuralgias y también de neurosis y neurastenia, siendo útil en trastornos físicos y psicológicos. Protege el cerebro durante los esfuerzos prolongados, lo que la hace ideal para estudiantes en épocas de exámenes, y para ingenieros, diseñadores, arquitectos, durante trabajos que exigen mucha concentración.
Aplicada consecuentemente, cura el bocio, la taquicardia y las inflamaciones del bazo, activando rápidamente el sistema inmunológico.
Empleada en el hogar, la amatista depura, aclara y armoniza el ambiente familiar, eliminando los desechos energéticos nocivos, y aportando sus propias energías positivas. Sirve de protección múltiple, ya que impide la instalación de estadios de pesar, angustia o injusticia, favorece el crecimiento de las plantas y la salud de los animales domésticos. Protege contra las desavenencias matrimoniales, asegurando una convivencia serena y justa, y preserva la casa de intrusiones ajenas, así como de tempestades y enfermedades.
La amatista controla y regula el sistema circulatorio, normalizando la presión sanguínea, calma los nervios, elimina los factores de dislexia, retarda el envejecimiento y disminuye notablemente los estragos provocados por la bulimia y la anorexia.
Como mencioné en el artículo sobre el Oráculo de la Amatista, su color violeta, la hace una gema indicada para el chakra pineal, sobre el que puede usarse un cristal o una drusa (conjunto de cristales que cubren la superficie de una roca, la foto de la izquierda) en este caso con los cristales hacia la frente.
Y ya que estamos hablando del sexto chakra, Ajna o tercer ojo, te cuento que este centro energético, se asocia a la intuición y las capacidades psíquicas. La amatista se utiliza también en otros chakras como el de la corona, pero asociada al tercer ojo, es una piedra útil en meditación. Produce una energía beneficiosa y protectora y transmite una energía tranquilizante cuando estamos afectados por torbellinos intelectuales o emocionales.
La amatista es una gema característica del elemento Aire, que se manifiesta en el movimiento. Simboliza también la potencia femenina del Universo. Arquetípicamente el Útero por el que se manifiesta la vida en el mundo de las formas. Está vinculada al inconsciente, como la punta del iceberg de nuestra esencia. Canaliza la potencia del Rayo Violeta, potenciando nuestra Conciencia Superior.
Es la llave de la sede del alma, donde almacenamos nuestra verdadera riqueza en el transcurso de nuestra constante evolución, ubicada en nuestro Cuerpo Causal. Enseña humildad al revelarnos lo eterno, lo trascendente que subyace en todos los actos de todos los seres que nos rodean.
Consuela y alivia al demostrarnos que en realidad somos Uno con todo lo creado. Pacifica al incesante barullo del ego, armonizando los chakras para que podamos escuchar a los Ángeles. Seda, equilibra, armoniza a todo nivel. También suele trabajar en el plano astral, lo que posibilita evitar trastornos del sueño.
Estimula la inocencia, la constancia y la serenidad. Aporta autoestima por medio de su íntima conexión y disuelve el escepticismo y la indiferencia. Por eso es indicada para todo tipo de cristalizaciones: rigidez física y de carácter, contracturas, tristeza y depresión.
Esperamos toda esta información sea de utilidad, y comiences a valerte de los beneficios de esta gema maravillosa, utilizándola en dije, la gema en bruto usada sobre los chakras que mencionamos y en la cabeza, o de la forma que prefieras.
Siempre recordá lavar tus cristales con agua, dejándola correr, y luego cargarlos al sol, esto antes de usarlos por primera vez, y luego cada vez que lo consideres necesario… y si nadie más que vos toca tus cristales, mucho mejor. Hasta la próxima!